martes, 10 de abril de 2007

Paréntesis

En este largo letargo (eterno en algunos momentos) me he dedicado a hacer todo aquello que nunca o casi nunca tengo tiempo de hacer: ponerme 1000 cremas, leer 200 revistas, entre más frívolas mejor y ver horas y horas de televisión, preferiblemente Sexo en Nueva York, Entre fantasmas, o cualquier película en la que hubiera amor y drama. Claro que amor sin drama es imposible para mí.

Mi mente ha estado muy confusa, ha pasado por dos estados claramente diferenciados y lo que me confunde es no saber la razón.

Primer estado: Angustia
Angustia mezclada con una mueca parecida a sonrisa para convencerme de que todo pasaría rápido, de que mi dolor físico sería cada vez menor, y de que todo mi sufrimiento tenía una razón de ser.
Así dolorida y casi sin poderme mover, miraba por la ventana, veía a muchas personas a lo largo del día. Me daba envidia verlas caminar, pasear, correr, reír. Me entristecía que todas estas cosas obvias para cualquiera que estuviera en la calle, fueran imposibles para mí en ese momento y sólo ansiaba el día en el que yo también volviera a hacerlas.
Pero ese día no sería un día cualquiera como otras veces lo había sido, sería un día especial porque ahora valoraba mucho más el disfrutar de un paseo o el tener la posibilidad de hacer ejercicio; esa que ahora se me negaba.

El dolor físico relativiza todos aquellos problemas que no lo son tanto. Empezó a darme exactamente igual, cosas que antes me preocupaban y entendí entonces porque algunas personas que más que vivir sobreviven, no tienen tiempo de deprimirse; están más ocupados en satisfacer sus necesidades más básicas.
El “sentirme mejor” ocupada casi todo mi tiempo. Me miraba al espejo pálida, más delgada, con ojeras y sólo quería “sentirme mejor”.

Y con esos deseos llegó la 2ª etapa de mi letargo: Sintiéndome mejor
Cuando realmente empecé a “sentirme mejor” casi sin dolor, con más movilidad y con más energía; se agolparon en un primer plano nuevos intereses y necesidades.
Tras páginas y páginas del Cosmopolitan y capítulos y capítulos de Sexo en NY, me di cuenta que mi aspecto físico era lamentable. Algo había que hacer con las ojeras, la palidez y la flacidez de mi cuerpo. Fue ahí cuando mi mente pasó al otro extremo y dediqué gran parte del día a documentarme sobre tratamientos, cremas, maquillaje, milagros estéticos carísimos y, sobretodo, me hice una experta en analizar a las protagonistas y sus respectivos modelitos de Sexo en NY.

Parecía que todas aquellas cosas nada superfluas como pasear, respirar aire puro, moverme con soltura y no tener dolor; habían dejado paso a la frivolidad más absoluta.
En quince días de postoperatorio doloroso me había dado cuenta de que la vida era maravillosa y de que yo tenía que valorarla y disfrutarla al máximo. Pero en quince días posteriores de mejoría descubrí que debía endurecer mis músculos, que mi cutis alertaba de la proximidad de los 30, que mis ojeras no querían abandonarme, y que necesito llenar mi armario de ropa primaveral.
No me entiendo ni pretendo que nadie lo haga, sobretodo porque quienes me conocen saben que nunca he sido esclava ni de moda ni de tendencias pero algo se había estropeado en mi cerebro tras tanta ingesta de antibiótico y analgésico.

3 Dí lo que quieras:

Anónimo dijo...

buf que razon tienes, ¿no tubiste una fase de chica insoportable, como si tubieses las hormonas alteradas,jejeje? te lo digo por experiencia.
Lo importante de la belleza es el interior, y tu ya eres bella por dentro.
Un besote y te deseo una pronta recuperacion.

Anónimo dijo...

¿De chica insoportable? ¿"Una" fase? jejejjeje...

;)

Sexo en NY es adictiva. Y tiene efectos muy extraños. Y lo dice la reina de la frivolidad :P

Con lo que llevas encima, se te permite todo todito todo. ¡Pero sin pasarse! ^^

Imogen dijo...

Buf, a mi no me gusta esa serie, pero Entre fantasmas si, jejejje.

Sobre estos "kit kat" donde todo se ve muy pero que muy negro yo se bastante, pero siempre hay que quedarse con lo bueno, que principalemnte es esa fase de recuperacion de la que hablas, donde todo parece volverse de otro color.

Besos