sábado, 22 de noviembre de 2008

GEOCACHING

Llevo mucho tiempo sin actualizar, necesitaba tiempo para mí y sólo para mí. Me he vuelto en estos meses más disciplinada, duermo las horas suficientes, organizo mejor el tiempo y vivo mi vida y el trabajo con más ilusión y tranquilidad.
No voy al gimnasio todo lo que debería, más bien, últimamente ni lo piso y me lo tengo que proponer en serio de nuevo.
Pero los fines de semana hago geocaching, una amiga me llama friki, y que le voy a hacer si me encanta, me entretiene y me hace caminar… y mucho.
Explico lo que es:
“Geocaching es la actividad de esconder y encontrar "tesoros" en cualquier lugar, con la ayuda de un
GPS.


La persona que encuentra el cache registra su nombre y fecha en un bloc de notas que queda depositado con el resto de objetos.

Los contenedores suelen ser estancos y de plástico para evitar la degradación.
Consiste, por parte de una persona, en esconder objetos en el campo o en la ciudad y posteriormente apuntar las
coordenadas geográficas de ese punto mediante un receptor GPS y hacerlas públicas (por lo general en sitios web especializados) para que otras personas puedan efectuar su búsqueda. En estos lugares donde se publican las coordenadas, la gente puede entrar a consultar tesoros escondidos cerca de su casa o por alguna zona donde vaya a hacer un viaje. La etiqueta marca que quien encuentra uno de estos tesoros, puede llevarse lo que tenga pero tiene que dejar otro objeto para el siguiente visitante.
Los regalos generalmente consisten en objetos de poco valor, metidos en bolsas impermeables o fiambreras, o un cuaderno donde apuntar tu nombre para que quede registrado. Cada uno de estos contenedores con todo su contenido es a lo que se denomina "cache" o "geocache" en la jerga técnica, cuya interpretación al castellano puede ser "tesoro", o "geoescondite"
También es posible crear geocaches encadenados, donde el objeto anunciado contiene una nota con las coordenadas del regalo o de otras notas con otras coordenadas”.

Pues en esto estamos metidos el marinerito y yo últimamente, ya tenemos colección de objetos y nos compraremos otros GPS mejor que el que tenemos, que además lo usa para el trabajo y está siempre desquiciado pensando que escalando alguna montaña se me puede romper.
Es realmente divertido, si te gusta caminar y buscar tesoros en plena naturaleza ya sabes…

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Vuelta al trabajo

Hoy ha sido mi primer día de trabajo después de la semana y pico que me tuve que coger de baja. Pedí el alta voluntaria el martes por la tarde porque ya me encontraba bien y me aburría de no hacer nada productivo.
El día ha sido matador porque entre el cole y el trabajo que tengo por la tarde los miércoles, he llegado a casa a las 8 de la tarde arrastrándome. Pero ha merecido la pena: esta mañana me esperaban en la fila del patio 24 sonrisas y muchos abrazos, y eso, para mí, no tiene precio.

martes, 16 de septiembre de 2008

LLegó septiembre lleno de sinsabores

Llegó septiembre y con él una lista de sinsabores que ni siquiera sé muy bien cómo interpretar.

El final del curso fue un poco angustioso, una semana antes de acabar junio, mi abuelo se puso enfermo y lo ingresaron en el hospital con pronóstico grave. Por suerte los niños ya tenían vacaciones y mi trabajo en el colegio consistía sólo en terminar de rellenar informes y actas.
Cuando acabó el trabajo y todos estaban de vacaciones, en mi familia nos turnábamos para estar con mi abuelo en el hospital, me tocaba un día cada tres y eso estaba bien pero los días de no hospital, en vez de salir y divertirme, los pasaba prácticamente en mi casa sin hacer gran cosa; todos mis amigos estaban trabajando y el marinerito también.
Pude irme 8 días a Ámsterdam porque mi abuelo mejoró aunque me sentía culpable por no estar con él y andaba todo el día llamando a mi madre o a mi hermano para preguntar por la evolución.
El resto del verano siguió con la misma dinámica hasta que a finales de agosto se puso peor y estaba con él todos los días y mi madre y mi tía se turnaban para quedarse por la noche.
Finalmente murió y la última semana de agosto nos fuimos toda la familia al sur de la isla a un apartamento a descansar. Yo me sentía vacía, triste, angustiada porque en breves días empezaba de nuevo a trabajar y no había disfrutado nada del verano.
Y así empezó septiembre, sin ganas, sin ilusión. Al cuarto día de trabajo noté un ligero mareo y recordé que el año anterior los había sufrido de noviembre a mayo, empecé a ponerme nerviosa, además se me habían inflamado y deshinchado dos ganglios.
¡Estoy enferma! ¡Tengo algo malo!
Cada día me ponía más nerviosa y me obsesionaba con el tema, hasta que mi cerebro dijo: ¡hasta aquí! Y el fin de semana me dio una crisis de ansiedad.
Nunca me había nado ninguna, es una de las cosas mas desagradables que he vivido, sobre todo porque escapa del control de quién la sufre.
He tenido que ir al médico y sé que tengo que cambiar hábitos y rutinas, y tomarme mi trabajo con más tranquilidad y no reprimirme de llorar si me acuerdo de mi abuelo.
El cuerpo me ha dado un aviso de los fuertes y prometo hacerle caso.

martes, 17 de junio de 2008

Moda adolescente

Es curioso lo que nos va pasando a medida que adquirimos cierta edad. Yo empecé a darme cuenta de que cumplía años cuando mi hermano (8 años menor) me hablaba de grupos súper mega conocidos que yo no había oído en mi vida. Cuando vi las canciones de su Mp4 sólo me sonaban dos o tres y me di cuenta que mi capacidad retentiva en cuanto a grupos nuevos era nula y que al final escuchaba las emisoras de siempre con la música de siempre o mis CD que ya son productos de tiendas de antigüedades.
El fin de semana he vuelto a sorprenderme y he vuelto a caer en la cuenta de que me estoy haciendo una carca sin remedio.
Fui con el Marinerito al CC 7 Palmas, como dentro no se fuma y teníamos tiempo de sobra hasta que empezara la mierda de película que vimos (El Incidente), pues salimos a las terrazas a fumar. La puerta del CC estaba llena de adolescentes chicos y chicas con el móvil, discutiendo, coqueteando, luciendo palmito, morreándose a diestro y siniestro y confesándose secretos.
La vestimenta de las chicas no me sorprendió en absoluto, reconocí prendas de Zara, Stradivarius, Bershka…. Pero los chicos… ay madre mía los chicos…
Que llevaran todos crestas de 10 centímetros de flequillo con 20 kilos de gomina, converse o tenis sin cordones no me sorprendió en exceso, aunque el marinerito no podía entender que las nuevas juventudes lleven esas zapatillillas sin cordones.


Pero lo que me pareció increíble es que todos, absolutamente todos, llevaran los pantalones remangados, algunos por dentro por encima de los tobillos y otros por fuera, para que no se les bajara, se los ataban con elásticos o muñequeras; si, si, muñequeras.
¿Alguien sabe algo de ésto? ¿Por qué los chicos de esa zona visten como si fueran todas las noches a coger mejillones? ¿No sería más fácil ponerse directamente unos piratas? Y si quieren llevar los pantalones así de justos y así de cortos, ¿por qué no se los cortan directamente o que se los suba una costurera?
¿Será una nueva tendencia de moda como los EMOS en Méjico o una variación de la moda Tecktonik francesa?
El marinerito se reía mucho pero a saber qué se llevará cuando nuestros futuros hijos sean adolescentes, tendremos que tragar como tragan los padres y madres de éstos.

viernes, 30 de mayo de 2008

Los zapatos

Hoy como es el día de Canarias, nos hemos reunido unas amigas y amigos para ver los puestos de artesanía, las exhibiciones de baile tradicional, los deportes canarios y para comer la comida típica, bueno más bien, uno de los productos estrella: el chorizo de Teror, con aspecto a sobrasada pero más delicioso. La única pega es que estás un día entero repitiéndolo y tufando al pobre que tengas al lado.
Después de ver los puestos nos sentamos en el césped a comer el bocadillo de queso y chorizo y entre tantos temas posibles, salió el de los zapatos.
Por lo visto no soy la única a la que la mayoría de zapatos hacen daño, allí estaban mis amigas cada una con sus pequeñas heridas de guerra. Yo pensaba que era delicada y que era de las pocas que necesitaba gastarse un pastón en buenos zapatos, aunque he de reconocer que a veces lo caro tampoco me soluciona el problema. Todas teníamos zapatos vetados en casa, de esos preciosos que sólo te pones una vez, todas echamos mano de las tiritas a diestro y siniestro, gastamos cremas hidratantes sólo para los zapatos.
¿Por qué tenemos que aguantar esta tortura china? Es más, creo que no sólo nos estamos deformando los pies (yo de tanto zapato de punta, tengo un incipiente juanete en uno de los pies) sino que la espalda también debe estar sufriendo lo suyo. No sé quién nos metió en la cabeza que teníamos que llevar tacones, zapatos de tiras que estrujan el empeine o zapatos que me calientan tanto los pies que podría asar pollos…
Recuerdo que mi ex me reprochaba siempre mi dolor de pies. ¿Para qué te pones esos tacones si luego a las dos horas no paras de quejarte? Joder, no podía hacer otra cosa, él mide 1.90 y yo solo 1.62. Creo que fue durante esa relación cuando se me empezaron a deformar los pies y otras muchas cosas a causa de ese hombre.

martes, 6 de mayo de 2008

Cuando las cosas no son como planeamos

El puente me iba a saber a gloria, eso me llevaba repitiendo yo hace más de dos semanas. 4 días para tomar el sol, tirarme a la bartola, salir, emborracharme, comer todo y más y bailotear al ritmo de lo que me echen…
Pues sí, esas eran las expectativas.
El jueves piscina y cenita, paseito y…me quedé dormida según llegué al apartamento.
El viernes piscina y qué cansada me siento, más piscina y ay que sueño, no sé qué me pasa, pues hala a dormir siesta bajo el sol de 2 horas, qué más da; a ver si me recupero para disfrutar la noche. Hemos quedado con amigos para cenar en un mexicano pero está cerrado, caminata en círculos sin saber a dónde ir. Al final terminamos en un griego, por cierto, el mejor griego al que he ido. Las botellas de vino volaban y estuvimos cenando más de 2 horas. Antes de irnos voy al baño y me da un dolor sospechoso al acabar de orinar. Mi cerebro se pone en alerta: cistitis, pero yo me hago la sueca y decido seguir la noche como si no hubiera sentido nada.
Nos vamos a un pub de moda, cuando entramos me doy cuenta de que: o soy muy vieja, o ahora se ponen de moda auténticas horteradas. Me acuerdo de que mi hermano sale a dicho pub y asumo que me estoy haciendo una carca a la que todo le molesta.
Nos sacan los ojos con las copas y a mi me empieza a arder todo. Ya no voy a poder hacer oídos sordos a mi enfermedad y empiezo a barajar todas las opciones que tengo: 1. Voy a la farmacia y ruego que me den antibiótico aunque ya no se permita
2. Voy a los centros de urgencia de mi seguro que me quedan a más de media hora en coche (como es posible, que en el sur de la isla no tenga ningún lugar donde me puedan atender)
3. Voy a la Seguridad Social como si tal cosa, obviando el pequeño detalle de que cuento con otro seguro (eso se puede hacer, no lo sé).

Al final lo más práctico es ir a la Seguridad Social. Dejamos a nuestros amigos en su apartamento y el marinerito y yo nos vamos al Centro de Salud.
En la sala de espera todos los enfermos con su chándal, pantalones de andar por casa y aparezco yo con mi pantalón de pitillo, mis taconazos y mi top super caro, el pelo planchado y super mega maquillada. Por mi cara esplendorosa nadie pensaría que estaba enferma (desde que uso serum, parezco otra).
El médico me decía: ¿seguro que tienes cistitis?
- Si, si, soy una experta en cistitis, me honra con su visita todos los años.
Sin quitarme la vista del top, me dio el vasito con el tubito y me mandó a un baño que yo no sabía situar y a darle la muestra a una enfermera que yo no había visto por ningún sitio.
Yo venga a dar vueltas por todo el Centro de Salud con mi tubito de pipi en la mano y mis taconazos en los pies.
- Pues sí tienes cistitis y estás bastante jodida.
(No le había dicho yo que era una experta)
A partir de ese momento, el puente se convirtió en un infierno, noche sin dormir, dolor de riñones, sin apetito, SIN GANAS DE FUMAR, se acabó el sol y se acabaron todas esas fantásticas expectativas.

jueves, 24 de abril de 2008

Ya no somos las de antes


Ya no somos las de antes, todas somos las mismas pero en diferentes caminos, en diferentes esferas.
Hace tiempo que nos vemos menos, cada una tiene su vida y aunque vivimos a pocos kilómetros pasan las semanas sin que sepamos nada o casi nada de las demás.
Algunos planes me aburren, son más de lo mismo, rutina, noches previsibles que ya no me inspiran ningún sentimiento. ¿No se puede hacer otra cosa que no sea salir de marcha y tomar cafés?
Muchos días prefiero mi casa al exterior, prefiero un libro a la compañía de mis amigas; que conste que las adoro pero me cansan los mismos lugares, las mismas conversaciones, los mismos problemas y el mismo aire.
Se proponen planes diferentes pero nadie los hace y al final lo único que pienso es que soy muy afortunada de tener a mi ladito a un marinerito al que le encanta hacer cosas distintas.
A veces me enrabieto, todas rozamos la treintena, ninguna tiene grandes responsabilidades ni trabajos que exigen excesivas horas, y sin embargo, vamos consumiendo las horas entre la misma mierda de todos los días. Todo igual, siempre igual, asfixiante para mí.
Después, cuando andemos con la soga al cuello, vendrán las lamentaciones y ya, no habrá vuelta atrás.

domingo, 13 de abril de 2008

¿Cúal es el color de tu historia?

¿Cuál es tu historia?
¿Cuántas historias vives, dentro de una misma historia?
¿Cuántos personajes viven a la vez en ti?
Yo, soy muchas cosas y a la vez una sola, a veces hija, hermana, a veces novia, a veces maestra, otras paciente. Un día soy la amiga más generosa y otras egoístamente me encierro en mí para no saber. Un día coherente, buena y cariñosa; otros cruel, desquiciada y perdida; días en negro.
Hay días en los que enseño, pero en otros aprendo. Algunos días doy noticias a mis amigos, le echo las cartas del tarot y adivino situaciones, otros días, las noticias, las recibo yo. Unos días soy feliz y estoy en lo alto, otros días son tan indiferentes, que los olvido; pero hay días nefastos de los que no me olvido, y en los que me arrastro como puedo.
Nadie vive en todos mis personajes, nadie pasa las 24 horas del día conmigo ni llega a saber nunca como soy en cada espacio ni de qué color se torna mi corazón en cada instante.
¿De qué color es tu historia? el mío, depende del dia,paso por todas las gamas del arco iris.

lunes, 3 de marzo de 2008

Los ratones de mi comunidad

Hoy toca dar repaso a la comunidad, hacía mucho tiempo que no decía nada porque, aparte de algún otro problemilla sin importancia y de mi querídisima Maruca (a la que le dediqué dos post) dando por saco, no había pasado nada interesante.

Pero este fin de semana ha sido especial, el sábado (día de mi cumple, por cierto) me sacan de la ducha las siguientes palabras: por favor dile a Neil que se asome que es muy urgente lo que ha pasado en el edificio.
Mi marinerito como buen presidente consorte me avisa y yo salgo a medio calzar y medio peinar. Es una de mis vecinas, una chica de mi edad, más o menos, que está totalmente alterada porque dice que hay una plaga de ratones en el edificio. Al principio me alarmo un poco, cuando la intento tranquilizar para que me cuente cómo, dónde y cuándo vio la plaga, me dice que en su casa huele a muerto y que no puede ser otra cosa que un ratón.
- ¿Pero lo has visto?
- No, pero sus cagaditas si y se le oye andar por el falso techo.
Luego me empieza a echar pestes de la empresa antiplagas, de la administradora, de la constructora y no sé ni de cuanta gente más. Empezó a mezclar episodios de su vida, cuando una vez no se quién se encontró un ratón muerto, cuando ella en el trastero vio una cagadita…cosas de antes de que la empresa antiplagas empezara a trabajar. Claro que estaba tan alterada, que me lo mezclaba todo y yo prefería no preguntar.
Bueno a lo que iba, me pidió una escalera extra larga que tenemos para abrir la claraboya y ver si el ratón estaba por allí.
Yo me largué de mi casa antes de que ella me contara si lo había encontrado. Avisé a la administradora y preferí esperar.
El domingo, mi vecina siguió buscando el ratón sin éxito y hoy fue tal la que armó que dos técnicos de la constructora se presentaron en su casa.
La imagen en el piso surrealista, allí estaba el novio con un mazo dispuesto a romper techos y casi paredes, tranquilizándolo los técnicos, le explicaron en todo momento que no veían mucha lógica al tema de los ratones, incluso se subieron a la cubierta a mirar, para después ayudarles por toda la casa a mover muebles.
Ellos seguían erre que erre con lo del ratón, que la peste era muy grande y tenía que estar muerto por algún lado.
Los técnicos, sudando, venga a rodar muebles, venga a subir y bajar por la extra larga escalera. Al final uno de ellos, decide seguir el rastro del olor y ¡sorpresa! No era un ratón muerto sino el depósito de detrás de la nevera que estaba lleno de mierda y de bichos, mosquitos…

De allí se fueron los técnicos bastante indignados y con el olor impregnado en la nariz.

domingo, 10 de febrero de 2008

Carnaval

El carnaval acabó en la capital, Carlinhos Brown lo despidió a su manera, es decir, nos hizo bailar, saltar, mover brazos para un lado, para el otro…ponernos el pulgar en la frente y dar vueltas...Vamos, que si lo llego a saber, me llevo mi ropa de aeróbic y lo hago todo con más ímpetu. Los tacones me estaban matando y todos sudábamos como pollos.

Es una pena que ya no haya más chiringuitos carnavaleros en Las Palmas, aunque aún nos quedan los carnavales del sur de la isla y los de Telde.
Este año nos vestimos todos de sevillanas, incluido el marinerito y mis amigos, simpatiquísimos todos con sus abanicos, castañuelas y clavel en la cabeza.
Durante toda la noche, las visitas a los baños químicos son frecuentes, en una de esas, estando en la cola, nos dimos cuenta que el chico que estaba dentro tardaba demasiado, no le quisimos tocar pero es que yo no aguantaba más. De repente la puerta se empieza a mover, como si desde dentro le dieran golpes. Enseguida mis amigos y el marinerito comenzaron la operación rescate.
- ¡Dale vuelta al fechillo!
- Tranquilo tío que si no puedes forzamos la puerta
- ¡Tira tú para afuera!
La imagen de esos 3 vestidos de sevillanas intentando abrir la puerta del baño, no tenía precio.
Como el chaval seguía dando golpes y la puerta no se abría, pasaron al plan B: forzar la puerta como fuera y sacarlo de allí.
Así que los 3 agarrándose la peluca (con el clavel) con una mano y tirando con la otra, consiguieron abrirla. Yo al lado de ellos, observé estupefacta la imagen del interior: un romano se tiraba a una enfermera en el baño. Ella apoyada en el inodoro químico (puajjjj) y él dale que te pego por detrás. Las 3 sevillanas alocadas cerraron la puerta, se dieron la vuelta y sin mear, nos largamos todos de nuevo al mogollón.

martes, 5 de febrero de 2008

El misterio de las pisamierdas


Ayer ocurrió algo realmente curioso, era el carnaval de los indianos en Triana. Los indianos son propios de la isla de La Palma, pero en Gran Canaria se celebra también aunque no es tan espectacular. Los indianos eran emigrantes palmeros que se habían ido a Cuba a trabajar, tenían dinero y eran personas muy conocidas. El carnaval de los indianos lo que pretende es caricaturizar esos desembarcos, esas vueltas a su isla de origen, ya ricos e importantes. La gente se viste de blanco, se pone sus mejores joyas y se tira polvos de talco mientras bailan sin parar.

El marinerito se iba a la fiesta y le hacían falta sus pisamierdas, las encontró, se las puso, y más que pisamierdas parecían chancletas. Pero de dónde habían salido esos zapatos. No son mías, decía el marinerito. Joer y ¿de quién van a ser? El pobre podía meter los dedos en ellas. Las comparo con otros zapatos, ciertamente eran por lo menos un 43.

¿Cómo es posible?, después de mucho pensar llegamos a la conclusión de que la confusión de zapatos fue en una romería, la de Gáldar hace ya dos años. Mi marinerito se lo estaba pasando tan bien en ella, que se cogió una tajada de las que hacen historia. Yo indignada le quite los zapatos y lo acosté a dormir en la furgoneta. Allí también nos acostamos mi amiga K. (que estaba de vacaciones conmigo) y otro amigo I. Cuando despertamos, I. se puso las primeras pisamierdas que encontró, que evidentemente no eran las suyas y se fue a su casa con los pies apretados en un 41. Mi marinerito sólo se calzó cuando llegamos al piso, aún seguía perjudicado por el alcohol y no se dio cuenta que le quedaban volando.
Ayer por la noche llame a I. para decirle que sus zapatos estaban en mi casa. El pobre empezó a atar cabos. La siguiente vez que se quiso poner sus pisamierdas le quedaban pequeñas, su madre le dijo que encogían y que tenía que lavarlas con vino. Así lo hizo el tronco de mi amigo y allí las dejó en la azotea para que se secaran al sol. Nunca se le aflojaron pero él pensando que por obra del Espíritu Santo, los zapatos encogen, decidió a partir de ese momento comprarse siempre un 44.

jueves, 24 de enero de 2008

La vida es como una estación


Dicen algunos que la vida es como una estación, un día llega un tren interesante, te subes, conoces a todas las personas que viajan en él, disfrutas del trayecto. Algunos viajes son cortos, casi inapreciables, personas que entren en tu vida durante un pequeño espacio de tiempo y a los que no vuelves a ver jamás, o los sigues viendo pero ya no de la misma manera.
Otros viajes son más largos por unas circunstancias o por otras, esas personas te acompañan en tu camino mucho tiempo y se llegan a convertir en gente muy especial. Vives momentos maravillosos; otros no tantos, pero en ese tren creces y evolucionas. A veces debes bajarte, te quedas en la estación, perdida sin saber a donde dirigirte. Pasan trenes pero no te apetece subirte, otros trenes ni te paran. Te enfadas pensado que decidiste mal, no debía haberte bajado, quizás no vuelva a pasar otro tren, a lo mejor, ese tren que se fue, no vuelve a buscarte, no te da una segunda oportunidad y tú sigues perdida.
Es posible, pero nunca lo sabrás, que haya alguien buscándote desesperadamente en un tren mientras tú continúas triste y confusa en la estación. O personas que se bajan en una donde tú no estás, ni estarás y tienen que esperar que la suerte les de un nuevo viaje.
En la estación, hay personas que como tú no saben a donde dirigirse, algunos de ellos se convierten en compañeros de desdichas, tienen historias muy parecidas a la tuya.
Llega un tren, les gusta, se suben, tú te quedas y piensas en la suerte que tienen, ya encontraron un trayecto, un camino. Esperas que el siguiente sea el tuyo, pues no quieres quedarte sola en la fría estación.

viernes, 18 de enero de 2008

La condena de las navidades

Hace mucho que no escribo, las navidades me dejaron agotada y el inicio de las clases me tiene arrastrándome por las esquinas.
Ahora entiendo eso de “los únicos que disfrutan de las navidades son los niños”, qué horror de fechas. Cuando mis padres vivían juntos eran un infierno por las movidas que se formaban esos días tan entrañables. Una vez separados, empecé a disfrutarlas como supuestamente se merecen, pero a día de hoy son una condena. Tengo que cocinar, para mucha gente y todo debe quedar buenísimo sino bronca de la jefa que para eso la educaron; tengo que comprar, no sólo lo que yo regalo a los demás sino también lo que los de demás regalan a los de más allá. Porque claro, la jefa dice que al marinerito le compre yo, que tengo más gusto y lo conozco más, a mi hermano también porque la pobre mujer esta harta de que su hijo le agradezca los regalos con un “joder mamá, ¿a ti ésto te parece bonito?”
Por supuesto que la madre del marinerito también necesita ayuda para comprarle al hijo, porque ella a su edad dice que no tiene gusto, quien la viera vestida con ropa de Zara y de Mango no diría lo mismo pero bueno.
Mi marinerito no sabe comprarle a su madre y menos a su padre. Así que cada vez que se acercan las fechas, me empiezo a poner nerviosa y cada año juro y perjuro: “el año que viene me planto, que nadie me compre porque yo no pienso gastarme un duro, ni soportar atascos ni aguantar colas ni regatear con el precio del papel de regalo.
Menos mal que he sido muy buena y los Reyes me lo recompensaron con montón de regalos y una Nintendo DS que está haciendo que mi viejo cerebro rejuvenezca hasta ser el de un bebe con chupa y babero.