Ya no somos las de antes, todas somos las mismas pero en diferentes caminos, en diferentes esferas.
Hace tiempo que nos vemos menos, cada una tiene su vida y aunque vivimos a pocos kilómetros pasan las semanas sin que sepamos nada o casi nada de las demás.
Algunos planes me aburren, son más de lo mismo, rutina, noches previsibles que ya no me inspiran ningún sentimiento. ¿No se puede hacer otra cosa que no sea salir de marcha y tomar cafés?
Muchos días prefiero mi casa al exterior, prefiero un libro a la compañía de mis amigas; que conste que las adoro pero me cansan los mismos lugares, las mismas conversaciones, los mismos problemas y el mismo aire.
Se proponen planes diferentes pero nadie los hace y al final lo único que pienso es que soy muy afortunada de tener a mi ladito a un marinerito al que le encanta hacer cosas distintas.
A veces me enrabieto, todas rozamos la treintena, ninguna tiene grandes responsabilidades ni trabajos que exigen excesivas horas, y sin embargo, vamos consumiendo las horas entre la misma mierda de todos los días. Todo igual, siempre igual, asfixiante para mí.
Después, cuando andemos con la soga al cuello, vendrán las lamentaciones y ya, no habrá vuelta atrás.
Hace tiempo que nos vemos menos, cada una tiene su vida y aunque vivimos a pocos kilómetros pasan las semanas sin que sepamos nada o casi nada de las demás.
Algunos planes me aburren, son más de lo mismo, rutina, noches previsibles que ya no me inspiran ningún sentimiento. ¿No se puede hacer otra cosa que no sea salir de marcha y tomar cafés?
Muchos días prefiero mi casa al exterior, prefiero un libro a la compañía de mis amigas; que conste que las adoro pero me cansan los mismos lugares, las mismas conversaciones, los mismos problemas y el mismo aire.
Se proponen planes diferentes pero nadie los hace y al final lo único que pienso es que soy muy afortunada de tener a mi ladito a un marinerito al que le encanta hacer cosas distintas.
A veces me enrabieto, todas rozamos la treintena, ninguna tiene grandes responsabilidades ni trabajos que exigen excesivas horas, y sin embargo, vamos consumiendo las horas entre la misma mierda de todos los días. Todo igual, siempre igual, asfixiante para mí.
Después, cuando andemos con la soga al cuello, vendrán las lamentaciones y ya, no habrá vuelta atrás.