Dicen algunos que la vida es como una estación, un día llega un tren interesante, te subes, conoces a todas las personas que viajan en él, disfrutas del trayecto. Algunos viajes son cortos, casi inapreciables, personas que entren en tu vida durante un pequeño espacio de tiempo y a los que no vuelves a ver jamás, o los sigues viendo pero ya no de la misma manera.
Otros viajes son más largos por unas circunstancias o por otras, esas personas te acompañan en tu camino mucho tiempo y se llegan a convertir en gente muy especial. Vives momentos maravillosos; otros no tantos, pero en ese tren creces y evolucionas. A veces debes bajarte, te quedas en la estación, perdida sin saber a donde dirigirte. Pasan trenes pero no te apetece subirte, otros trenes ni te paran. Te enfadas pensado que decidiste mal, no debía haberte bajado, quizás no vuelva a pasar otro tren, a lo mejor, ese tren que se fue, no vuelve a buscarte, no te da una segunda oportunidad y tú sigues perdida.
Es posible, pero nunca lo sabrás, que haya alguien buscándote desesperadamente en un tren mientras tú continúas triste y confusa en la estación. O personas que se bajan en una donde tú no estás, ni estarás y tienen que esperar que la suerte les de un nuevo viaje.
En la estación, hay personas que como tú no saben a donde dirigirse, algunos de ellos se convierten en compañeros de desdichas, tienen historias muy parecidas a la tuya.
Llega un tren, les gusta, se suben, tú te quedas y piensas en la suerte que tienen, ya encontraron un trayecto, un camino. Esperas que el siguiente sea el tuyo, pues no quieres quedarte sola en la fría estación.
Otros viajes son más largos por unas circunstancias o por otras, esas personas te acompañan en tu camino mucho tiempo y se llegan a convertir en gente muy especial. Vives momentos maravillosos; otros no tantos, pero en ese tren creces y evolucionas. A veces debes bajarte, te quedas en la estación, perdida sin saber a donde dirigirte. Pasan trenes pero no te apetece subirte, otros trenes ni te paran. Te enfadas pensado que decidiste mal, no debía haberte bajado, quizás no vuelva a pasar otro tren, a lo mejor, ese tren que se fue, no vuelve a buscarte, no te da una segunda oportunidad y tú sigues perdida.
Es posible, pero nunca lo sabrás, que haya alguien buscándote desesperadamente en un tren mientras tú continúas triste y confusa en la estación. O personas que se bajan en una donde tú no estás, ni estarás y tienen que esperar que la suerte les de un nuevo viaje.
En la estación, hay personas que como tú no saben a donde dirigirse, algunos de ellos se convierten en compañeros de desdichas, tienen historias muy parecidas a la tuya.
Llega un tren, les gusta, se suben, tú te quedas y piensas en la suerte que tienen, ya encontraron un trayecto, un camino. Esperas que el siguiente sea el tuyo, pues no quieres quedarte sola en la fría estación.