lunes, 29 de enero de 2007

Reunión de compañeras de trabajo


Hoy han venido unas compañeras de profesión a mi casa, trabajaban conmigo el año pasado y ahora nos vemos esporádicamente para contarnos nuestras respectivas vidas y ponernos al día.

Es curioso porque todas las veces que nos vemos, se repite la misma historia:
Para concretar el día necesitamos semanas, y eso que todas somos jóvenes, sin hijos y sin un agobiante horario laboral. Siempre la misma cantinela: dónde comemos, en tu casa, en la mía, en un restaurante, cúal, dónde queda, qué se come…

Y una vez que nos vemos, lo único que hacemos en 3 ó 4 horas es hablar de todos los alumnos, sobretodo de los malos, ruines, pesados; esos que nos hacen la vida imposible y a los que, sin embargo, nunca vamos a olvidar. Y después toca destripar al resto de profesores con los que trabajamos.

Como somos tan diferentes, a veces las iras se reparten, N. pone a parir a L. y, en cambio, para mí L. era de las mejores personas del colegio. Pero lo mejor viene cuando las 3 al unísono, ponemos a caer de un burro a la misma persona, eso si es divertido. Le sacamos los ojos y todo lo que haga falta, criticamos vestimenta, profesionalidad, carácter y todo lo que se nos ponga a huevo.
- N: Tengo un chisme nuevo, chicas
- A. y Neil: ¿si? ¿cuál?
- N: me enteré que J. y T. eran íntimos hace muuuuuuuuuucho tiempo, salían juntos con sus respectivas pero J. se separó de su mujer porque se enamoró de la mujer de T.
- A y Neil: ¿Cómo? – tardamos unos segundos en reaccionar y en asimilar una noticia tan jugosa como esa.

Otra veces el blanco es la vestimenta de algunas:
- A: ¿se han fijado en el modelito que trajo ayer C.?, ¿cómo es capaz de traer eso puesto con lo gorda que está y lo gordísima que le hace?
- N: sí, pues se le notaba las bragas que eran tan blancas o más que el pantalón.
- Neil: ¿en serio que iba así vestida? (yo es que no soy tan observadora), pero esa mujer que es más joven que yo (porque me lo han dicho que si no, no lo habría imaginado jamás) como puede llevar tremenda ropa de cincuentona con los veintipocos que tiene. El otro día me fijé que llevaba unos zapatos igualitos a unos de mi madre y eso que ella podría ser su hija y que mi madre viste como una mujer de su edad.
- N: sí pues con el pantalón blanco se le marcaba los kilos de celulitis
- Neil: pues yo con mi celulitis (una quinta parte de la de ella) no me pongo pantalones ni blancos ni beis ceñidos para no ir pregonando que necesito un tratamiento rápido en corporación dermoestética.

Buah como disfrutamos esos momentos de complicidad, lo malo es que casi siempre el blanco de las iras son los mismos/as y a veces tenemos que cambiar el repertorio para no aburrirnos. Nos convertimos en 3 chicas malas haciendo lo que hacemos todas con amigas, conocidas y quien se nos ponga por delante.

En nuestra defensa tengo que decir, que todas estas conversaciones son exclusivamente entre nosotras, nadie más las oye ni las sabe, todo queda en un secreto de 3.

Pero lo triste es que, queramos o no queramos, los alumnos nos roban no sólo el horario laboral sino que también el de ocio. Es inevitable poner al caldo de pollo a alumnos y sus respectivos padres y la frase típica termina siendo, la mayoría de las veces: claro es que son esos padres, qué vas a esperar, hasta bien está el niño….

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