lunes, 22 de enero de 2007

Pensamientos

A veces tenemos días en los que todo nos parece más sombrio, menos divertido y muy pesado. Días en los que los sentimientos están a flor de piel y uno no se explica porqué. A veces todo lo desencadena una simple conversación, una película, una canción...
Yo me siento muchas veces así, y no se porqué, esos días me transportan al pasado. Cuando me quiero dar cuenta, estoy mirando viejas fotos, leyendo olvidadas cartas y rememorando historias casi olvidadas en mi mente.
Pero esos días, aunque grises, me recuerdan que aquí sigo, que estoy viva y que no corre por mis venas agua helada.
Todos los recuerdos malos y buenos nos recuerdan que estamos en continuo aprendizaje y que la vida de cada uno evoluciona aunque queramos parar el tiempo. Es ahora, a mis 27 que empiezo a entender prefectamente algunos refranes como: sabe más el diablo por viejo que por diablo. Y me pregunto: si yo supiera entonces lo que sé ahora, otro gallo me cantaría. Pero así es la vida, te coge inocente, inmadura e inexperta; y entre sacudida y sacudida vas creciendo sin remedio.
De esas sacudidas hablaré poco a poco en mi blog. También hablaré de cómo la vida te depara sorpresas que uno nunca habría imaginado, y de como la magia existe y aparece de repente.

1 Dí lo que quieras:

Anónimo dijo...

Yo creo que miro demasiado poco hacia atrás, justo el otro extremo. Y al final apenas me quedan recuerdos, se emborronan y se pierden. No sé si es una suerte o una penita. Pero me preocupa.

Lo bueno es que al final, es cierto, surge la magia. Y eso es lo único que importa. Lo pasado, pasado. Y las fotos las puede quemar cualquier incendio... literalmente.

Yo nunca sabré mucho ni por vieja ni por diablo. En cambio tú siempre has sabido mucho, miedo me da lo que hayas aprendido por el camino ;)