martes, 30 de enero de 2007

Miedo

21/01/07 3:45 a.m.

Una sombra, una duda, no me dejan respirar ni dormir tranquila.
Preocuparse es ocuparse antes de tiempo, quizá sea ese el problema pero, ¿qué puedo hacer?
Aquí la llevo, la pena guardada tras 1000 cerrojos, intentando que nunca pase como si eso estuviera en mis manos.
Es de tontos la situación y casi tonta soy yo, no lo puedo evitar, no me lo quito de la cabeza.
Ya veo sombras donde antes sólo había arco iris, veo oscuridad donde antes todo era luz; y no se si lo veo o lo imagino, si lo siento o lo provoco.
No tengo ni idea, sólo sé que tengo miedo.

lunes, 29 de enero de 2007

Reunión de compañeras de trabajo


Hoy han venido unas compañeras de profesión a mi casa, trabajaban conmigo el año pasado y ahora nos vemos esporádicamente para contarnos nuestras respectivas vidas y ponernos al día.

Es curioso porque todas las veces que nos vemos, se repite la misma historia:
Para concretar el día necesitamos semanas, y eso que todas somos jóvenes, sin hijos y sin un agobiante horario laboral. Siempre la misma cantinela: dónde comemos, en tu casa, en la mía, en un restaurante, cúal, dónde queda, qué se come…

Y una vez que nos vemos, lo único que hacemos en 3 ó 4 horas es hablar de todos los alumnos, sobretodo de los malos, ruines, pesados; esos que nos hacen la vida imposible y a los que, sin embargo, nunca vamos a olvidar. Y después toca destripar al resto de profesores con los que trabajamos.

Como somos tan diferentes, a veces las iras se reparten, N. pone a parir a L. y, en cambio, para mí L. era de las mejores personas del colegio. Pero lo mejor viene cuando las 3 al unísono, ponemos a caer de un burro a la misma persona, eso si es divertido. Le sacamos los ojos y todo lo que haga falta, criticamos vestimenta, profesionalidad, carácter y todo lo que se nos ponga a huevo.
- N: Tengo un chisme nuevo, chicas
- A. y Neil: ¿si? ¿cuál?
- N: me enteré que J. y T. eran íntimos hace muuuuuuuuuucho tiempo, salían juntos con sus respectivas pero J. se separó de su mujer porque se enamoró de la mujer de T.
- A y Neil: ¿Cómo? – tardamos unos segundos en reaccionar y en asimilar una noticia tan jugosa como esa.

Otra veces el blanco es la vestimenta de algunas:
- A: ¿se han fijado en el modelito que trajo ayer C.?, ¿cómo es capaz de traer eso puesto con lo gorda que está y lo gordísima que le hace?
- N: sí, pues se le notaba las bragas que eran tan blancas o más que el pantalón.
- Neil: ¿en serio que iba así vestida? (yo es que no soy tan observadora), pero esa mujer que es más joven que yo (porque me lo han dicho que si no, no lo habría imaginado jamás) como puede llevar tremenda ropa de cincuentona con los veintipocos que tiene. El otro día me fijé que llevaba unos zapatos igualitos a unos de mi madre y eso que ella podría ser su hija y que mi madre viste como una mujer de su edad.
- N: sí pues con el pantalón blanco se le marcaba los kilos de celulitis
- Neil: pues yo con mi celulitis (una quinta parte de la de ella) no me pongo pantalones ni blancos ni beis ceñidos para no ir pregonando que necesito un tratamiento rápido en corporación dermoestética.

Buah como disfrutamos esos momentos de complicidad, lo malo es que casi siempre el blanco de las iras son los mismos/as y a veces tenemos que cambiar el repertorio para no aburrirnos. Nos convertimos en 3 chicas malas haciendo lo que hacemos todas con amigas, conocidas y quien se nos ponga por delante.

En nuestra defensa tengo que decir, que todas estas conversaciones son exclusivamente entre nosotras, nadie más las oye ni las sabe, todo queda en un secreto de 3.

Pero lo triste es que, queramos o no queramos, los alumnos nos roban no sólo el horario laboral sino que también el de ocio. Es inevitable poner al caldo de pollo a alumnos y sus respectivos padres y la frase típica termina siendo, la mayoría de las veces: claro es que son esos padres, qué vas a esperar, hasta bien está el niño….

sábado, 27 de enero de 2007

La ruleta que gira y gira

6 de noviembre, 97
1:15 a.m.

Sucede que la vida es una ruleta que gira y gira sin cesar.
Nunca sabes donde se va a parar. A veces deseas y pides a no sé exactamente quién, que la vida no sea cruel contigo, que te deje al menos respirar.
No siempre las cosas salen como esperamos y la vida llega, como decía una amiga mía, a pesar demasiado.

Es una ruleta que gira demasiado, tanto para bien como para mal. Te puede tocar la mierda más mierda y sentir como el mundo no está hecho para ti. Las cosas no son de tu material, todo es tan ligero, tan superficial y tan duro…

¡Dios!, no son pocas las veces que me siento totalmente acabada, sufro como una niña pequeña a la que sus amigas han dejado de lado en algún juego.

Llegas con tu “personalidad”, tus ganas de “comerte el mundo” y tus pequeñas y grandes ilusiones. Todo se desvanece al ver que ahora la ruleta ha girado en un sentido totalmente distinto y estás perdida. De nada sirve aquí tu “personalidad”, ni siquiera tú misma.

La llamada adaptación se convierte en un fruto prohibido que nace en la copa de un árbol tan alto como una sequoia.

Todos los días despierto pensando que la vida me tratará mejor, que me hará sentirme feliz aunque sea por un momento,
Por qué las cosas son tan difíciles (en todos los sentido).

Hoy he recibido una carta de R. y he sentido como la cara me cambiaba de repente y en mi corazón se ha abierto una brecha que no puedo controlar. Todo me duele en demasía y no entiendo porqué las cosas (algunas) pasan tan rápido y son tan dolorosas.

No entiendo por qué la vida nos prueba de esta manera.

Palabras delirantes que siento con
toda mi alma en el fondo de mi
corazón.

Todo quedó en un deseo como tantas otras veces

16 de febrero,97

Y allá en el éxtasis de la noche, en su punto más bello, en su esplendor me encontraba sola. Miles de personas a mi alrededor, pero sola.

Mi mirada se perdía en el infinito del mar, él también estaba solo.

Sentí ganas de huir corriendo hacía él, quizá en su movimiento me abrazaba y me protegía. Quizá me llevara una ola hasta lo mas profundo de su ser.
Quizá yo ya no estaría sola; pero el caso es que no corrí ni huí; todo quedó en un deseo como tantas otras veces.

Todos reían quizá por tomar tanto alcohol, en realidad creo que todos tenemos una espina que no nos deja sonreír tranquilos.

Decidí sentarme, doblar las rodillas y esconder la cabeza. No pensaba nada en concreto, yo no pensaba, sólo sentía mi respiración y mi aturdimiento. Que la noche era bella y no la aprovechaba, que quizá el cielo estuviera estrellado y yo no era capaz de mirar hacia arriba.

Alguien tocó mi espalda y se sentó a mi lado. No, yo no estoy para nadie, no quiero que nadie se siente a mi lado. Déjenme, déjenme.
Me ví en la obligación de mirar a ver quien era.
- Hola, ¿qué te pasa?
- Nada
Creo que comenzó el principio del fin. Que me diría esta vez; me reprocharía algo, me plantaría la mosca, me diría que me quiere, que le gusto…. Quien sabe. Prefiero no saberlo y me acuesto dándole la espalda.
No se cuando tiempo pasó, sólo sé que me quedé dormida.
¿Y él?...se iría a enrollarse con alguna

Otro capítulo más de indecisión, nadar maradentro y no querer salir.
Si es que ya no sé distinguir entre flores y raíces, no se distinguir lo complicado de lo simple y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar
Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.

Esto explotará de un momento a otro, creo que no se salvará nadie.

Esa noche al son de los años 70

Dicen que las mejores noches son aquellas que no planeamos, y a veces tienen razón, mucha razón.
Ese sábado nos juntamos 3 amigas, sólo queríamos tomarnos unas copas e irnos cada cual a su casa a dormir.
Primero fuimos a un bar bohemio, de esos con música suave, velas, gente tranquila y sillones en los que si te acomodas mucho, te sobas. Si ya eran pocos los ánimos, la elección del bar no fue demasiado adecuada. Allí estábamos las 3 bostezando sin parar y sin saber muy bien qué decirnos (nos vemos todas las semanas, además de las llamadas, mensajes y comunicación por el Messenger).
Una de mis amigas, avispada, nos sacó del bar después de la 1ª copa, casi arrastrándonos y nos llevo a otro bar donde se suponía que había una fiesta privada de los años 70.
- 15 euros la entrada, dijo el portero
- ¿15 euros? Pero estás loco, son ya las 2 de la mañana, además nosotras bebemos poco y hemos llegado aquí hoy de casualidad, no sabíamos nada de la fiesta, siempre venimos aquí los viernes….. (las 3 con carita de corderito degollado haciendo ojitos al portero)
- Bueno, ¿qué tal si pagan 20 euros entre las 3 y se toman 2 copas cada una?
Nos pareció una oferta más que razonable, total nosotras nos saltaríamos el pequeño hecho de las 2 copas por persona y listo.

Así fue como entramos, la gente disfrazada, pero muy currada la ropa, vamos habían rebuscado en los cajones de sus madres, esos que se guardan en los trasteros con ropa con gran valor sentimental; porque aquellas prendas no eran compradas. De hecho reconocí modelitos y zapatitos que mi madre lleva en muchas fotos de esas de antaño.

La música de los 70 genial, la gente se inventaba coreografías y nosotras sin conocer a nadie, bailando con ellos como si todos fuéramos a la misma academia de baile.
Tras la 1ª copa, el portero (como si no lo supiéramos) nos dijo: bueno sólo les queda una copa más por beber.
Tras la 2ª copa: chicas, ya saben, no se pueden acercar más a la barra (había barra libre y las botellas, refrescos y vasos estaban encima de la barra, en plan self service).
Nosotras ante tu continua actividad detectivesca sólo sonreíamos sin olvidarnos de hacerle ojitos y poner nuestro mejor perfil.

A la 3ª copa ya hacíamos el tren con los demás y cantábamos en coro con nuestros nuevos amigos. Como el bar es una típica casa canaria, salimos al patio a coger un poco de aire, aprovechando que estaba vacío. A mis amigas (ilusas) no se les ocurre otra cosa que ponerse a bailar con las columnas de madera. Yo les advertí que como siguieran así, todos los tíos del bar, vendrían al patio y entonces íbamos a estar igual de apretadas que al principio. Pero ellas, a las que les gusta más un baile que a un tonto un lápiz, ni caso. Al segundo empezaron a llegar en manada toneladas de hormonas alteradas. Disimuladamente me hice a un lado porque yo siempre he sido la más modosita de mis amigas y me gusta mi rol. Aquellas hormonas gritaban:
- ¡Qué siga bailando la de las botas azules!
A lo que ella contestaba:
- ¡Podría ser tu madre!
Aquello ya se nos estaba empezando a ir de las manos, sobretodo cuando me di cuenta que al único grupo de chicas, aparte de nosotras, que estaba en el bar, les gustaban también las mujeres; como así nos lo demostraron toda la noche presentándose una y mil veces, pidiéndonos que bailáramos con ellas, que les colocáramos los pañuelos, trabas y demás complementos; y haciéndonos ojitos como nosotras hacíamos al portero.
No dábamos abasto. Cada una hablaba con quien podía.
Yo me puse a hablar con un chico, al principio pensé que con él no podría tener una conversación de más de dos minutos, su manera de vestir, su forma de hablar; no parecía ser del tipo de personas con las que me relaciono. Pero cuál fue mi sorpresa al descubrir a una persona sencilla, interesante, divertida, muy diferente a mí pero que me contaba su vida como si me conociera de siempre. Yo le dije que era psicopedagoga pero eso no es lo mismo que psicóloga, yo se lo advertí pero él quería hacer terapia y a mi no me pareció una mala idea. Así conocí a todos sus amigos y a su hermano que con sólo mirarlo me daban ganas de echar a correr. No por feo, sino porque era de esas personas con mirada penetrante y dura, de las que uno se dice: ¿mientras me mira que le estará pasando por la cabeza?

Yo no sé en qué momento perdí la cuenta de los cubatas que bebí, sólo sé que bebiéndome una copa, no sé si la 6ª o 7ª tuve ganas de vomitar y decidí dejarla y empezar a agua de garrafa (que también tenían en la barra). Mi nuevo amigo seguía contándome su vida y milagros, a veces se emocionaba tanto y se acercaba tanto que sentí tener la cara llena de pequeños escupitajos, pero yo estaba ya demasiado ida para mandarlo a callar o para separarme. Su hermano me sacó a bailar, así de repente y me dio unos meneos que creí morir. A pesar de eso, yo no quitaba mi sonrisa. Mi amigo se molestó y creí intuir que su hermano le hacía eso con frecuencia.

Mis amigas ocupadas, una hablando con un francés que no sé de dónde había aparecido y la otra con cara de susto sentada mientras un chico le acariciaba la oreja.
- Es que me da palo decirle que me deje la oreja en paz, me explico luego

Las horas iban pasando y se acercaban las 6:30 a.m. hora de cierre. Encendieron las luces, bajaron la música y nos comunicaron, micrófono en mano, que iban a cerrar.
Todos protestamos, y así lo manifestamos con un “Ohhhhhhhhhhhh” al unísono, que parecía haber sido ensayado durante días, pero yo, presa de las copas, de esos maravillosos cubatas, me alcé como portavoz del grupo y con una botella en la mano grité: ¡pues yo no me voy!, ¡me da igual que cierren!, ¡yo me quedo aquí!
En ese momento, mis amigas entendieron que había llegado la hora para mí, que estaba lo suficientemente borracha como para hacer esa clase de tonterías sin ponerme siquiera ni un poquito roja. Yo la modosita y discreta del grupo, la que no suele bailar dentro del coro que hacen sus amigas para irse luciendo de una en una.
Del bar me sacaron, casi a empujones y reímos divertidas, pensando en que sin pretenderlo, habíamos sido las reinas de la noche, sin competencia femenina y con todas las hormonas rendidas a nuestros pies.

El final de la historia no es tan glamuroso, hice muchísimas visitas al baño, él me acompañó en mis horas más bajas, esas en las que vomitaba la noche una y otra vez.

viernes, 26 de enero de 2007

Aquel novio capricornio

Estos días, mientras pensaba y escribía sobre los capricornios, me he acordado mucho de un novio capricornio que tuve. Además he comentado con amigas muchas de las cosas acontecidas en aquella época y, ahora, sólo puedo mirar atrás y hartarme a reir.
Empecé con él a los 17, que tiempos aquellos. Para mí era una suerte tener un novio tan sumamente caballeroso, tan sumamente educado, tan sumamente estudioso, tan sumamente romántico, tan sumamente todo lo que a una chica de entonces le gustaba en un chico (no se si ahora la cosa ha cambiado entre las adolescentes, creo que sí y ya contaré porqué en otro post).
Recuerdo aquellas larguísimas cartas, llenas de poesías, cartas que nunca se mandaban por correo porque me las daba en mano para que las leyera delante de él a ver qué me parecían (super romántico verdad?, el sueño de toda adolescente, o no?). Siempre me escribía en cartas lo que no era capaz de decirme de frente, directamente, yo creo que era la timidez de la edad.
En un momento de la relación nos tuvimos que separar pues cada uno se fue a una ciudad diferente a estudiar. La cosa así era muy complicada pues cada uno crecía y evolucionaba como podía o como le dejaban y fuimos cambiando, escogimos diferentes caminos, queríamos diferentes cosas y tras 3 años de relación; todo acabó de la noche a la mañana aunque después de discusiones que nunca acababan y de diferencias irreconciliables.
Pero a pesar de todo eso, el dejarlo fue duro para mí, bastante duro. Ahora desde la distancia me alegro, me alegro mucho, pero en ese momento crees que la vida perfecta es lo que tienes y no quieres perder. Durante esos 3 años hubo broncas de película en plan: "toma tu maldita alianza que yo no la quiero", o: "para el coche que no tengo ganas de escucharte".
El hecho es que lo dejamos, yo sabía que me quería pero él no quería intentarlo (era una especie de venganza: te dejo para que veas lo que es estar sin mí, bastante patético pero así me lo confesó años después).
Yo lo llamaba y mucho, siempre estaba pendiente del móvil, deseando aunque sólo fuera un mensaje, buscando excusas que explicaran una nueva llamada mía que por supuesto sólo contribuía a hacerme más daño. Tras 6 meses sin salir, él empezó otra relación y ahí me di cuenta que aunque tenía clarísimo que él me quería, ya estaba todo perdido.
Empecé a preocuparme por mí, sus rarezas y su manera de actuar me descolocaban y me destrozaban. Dejé de llamarle, más que nada por salud. La dignidad no se a donde se fue en esos meses, se esfumó.
Un día, casi al año de dejarlo, me llama y me pregunta: ¿dónde estás?
- Pues dónde voy a estar, en Madrid
- Si, ya, pero, ¿en que zona?
Ya empecé a ponerme nerviosa.
- Cerca de la Puerta del Sol estoy.
- ¡Ah!, es que he venido el fin de semana, estoy en casa de un amigo, Pablo, ¿te acuerdas? Podríamos vernos, ¿no?
- Si claro, después te llamo para quedar.
Mi cara, el espectro de un muerto, mis amigas, a mi lado preguntándome quién era y qué me habían dicho.
Pues esa noche quedamos en mi piso para hacer botellón, mis amigas, él, su amigo...se podía cortar el aire, él no me miraba a la cara pero a las 4 copas ya me miraba y me tiraba los tejos a lo bestia. Toda la noche que si qué guapa estás, que si baile por aquí, bailé por allá, que si te agarro que si te cojo.
Y yo, feliz, alucinada, dejándome llevar sin saber lo que se me avecinaba.
Al día siguiente se iba pero antes quedamos para tomar café, entre otras cosas yo quería saber si algo entre nosotros había cambiado, al fin y al cabo había sido un fin de semana intenso, habíamos vuelto a estar juntos después de tanto tiempo.
Durante el café me empieza a contar una historia rocambolesca y sucia. Él seguía con su novia, pero claro, el pobrecito llevaba unos meses aburrido con ella, pensando en mí, nombrándome (siempre según su versión) allá a donde iba. Sus amigos le había advertido: "tío no puedes hablar así de tu ex estando con otra tía".
Así que él pensó que debía aclararse y la mejor manera era engañando a su novia, diciéndole que se iba a ver a un amigo a no sé muy bien donde y aparecer en Madrid para verme a mí. Así se aseguraría de qué sentía realmente y se quitaba su tremenda confunsión de encima. Según él, durante el fin de semana había sentido muchas cosas y claro, es que con su novia se aburría muchísimo pero no sabía que hacer, lo tendría que pensar.
La verdad es que si me cuentan esto con 4 cubatas encima a lo mejor me rio en su cara y le llamo "polla boba" pero claro contado en frío y con un triste café no sabía si salir corriendo, llorar o insultarle.
Así sin más se fue, él y sus circunstancias; y así me dejó en estado de shock.
Ahora sólo pensaba que, tras estar hundida en la misería durante meses y haber resurgido de mis propias cenizas, había vuelto a caer en un pozo mucho más estrecho y oscuro.
A pesar de eso, mi madre me crió para ser tozuda, testaruda y ciega, y le escribí una carta, de esas románticonas y llenas de buenos deseos que él tanto me enseñó a escribir.
Jamás tuve respuesta y eso sí que fue el final. Mi dignidad volvió a mi lado entonces y dije que se acababa esta historia llena de rarezas.
Comencé a hacer mi vida de nuevo, ya estábamos en marzo. Durante la semana santa, conocí, por circunstancias, a mucha gente, personas que sin saberlo me dieron vidilla, me ayudaron a darme cuenta de que había más mundo aparte de ese "caballeroso" capricornio. Además durante esas vacaciones me reencontré con un viejo amor, de esos que pasan los años y te sigues acordando de manera especial. Pero de él hablaré en otro momento.
A la vuelta de vacaciones, otra vez en Madrid, yo era otra persona, ya estaba cansada de llorar, de buscar explicaciones donde no las había y de intentar entender lo inexplicable. Ya me encontraba más tranquila, más serena, salía más y conocía a más gente interesante y me mensajeaba desde la distancia, con ese viejo amor. En mayo, mi "queridísimo capricornio" dio señales de vida, imagino que extrañado de tantos meses de silencio. Al fin y al cabo, él no estaba acostumbrado a eso. Conociéndole, me llamó para saber de mi vida y para intentar intuír qué había cambiado tanto para que yo no siguiera llorando por las esquinas.
La conversación breve, más que nada porque a mí, hablar con él después de tantas idas y venidas, me daba ganas de vomitar. Me contó que después de su viaje de incógnito siguió con su novia (pero no decía que se aburría con ella y que pensaba en mí?) pero que ella, no sé muy cómo se enteró de su escapadita a Madrid y lo había dejado compuesto y sin novia; y al paso al que íbamos yo ya no iba a ser ni siquiera una ex, ni amiga, ni conocida porque no lo podía ni ver.
Yo por teléfono muy simpática pero con prisas, más que nada por las nauseas.
Sé que él se quedó preocupado, muy preocupado, ya no me tenía en su lista de accesibles y lo conozco bastante para saber que me seguía recordando y sin embargo me estaba perdiendo.
Pasaron los meses y en julio volví a Canarias, empecé a quedar con aquel viejo amor con el que me había gastado una fortuna en mensajes desde semana santa. A las 2 semanas de estar en mi casa me llamo mi capricornio muy simpático, preguntándome qué tal me iba. Yo no sabía cómo sacar el tema de una forma no muy descarada de que estaba saliendo con aquel chico de antaño del que yo, cuando aún éramos amigos, tanto le había hablado, allá por los 16 años. Los días fueron pasando y yo no había encontrado el momento para decirle mi nueva situación. Él me seguía llamando y con sutileza me decía que tenía ganas de verme. Me contó que tras cortar con aquella novia aburridísima, volvió con ella pero lo habían dejado justo antes del verano. De verdad que lo de este chaval no tiene precio. Mientras estuvo allí la aprovecho y ahora lo deja con ella para aprovecharme a mi, no?, ese parecía ser su plan. Yo, para que no siguiera construyendo castillos en el aire, le conté con la mayor sutileza de la que fui capaz (y mira que me costó) que estaba saliendo con aquel chico al que él tanto había odiado, aquel, al que cuando coincidía en el mismo bar que nosotros, mi "querido capricornio" intentaba por todos los medios que yo no viera, aunque sin saberlo él, yo no soy tan tonta y me daba cuenta o lo veía yo primero.
La noticia no le sentó nada bien y de repente de entraron unas prisas parecidas a mis nauseas de hacía unos meses.
A los dos días me llamé de nuevo, ahí con un par, para advertirme de una cosa horrible que mi novio me estaba haciendo. Por lo visto, él había indagado, preguntado, averiguado que mi novio que por supuesto no es capricornio, estaba conmigo y a la vez con su ex. A mi me dieron ganas de reirme en su cara. Además me dijo con voz muy seria: Neil, yo te quiero mucho, para mi eres muy importante y me encantaría que rehacieras tu vida con cualquier persona que te gustara pero no con él que te engaña con su ex novia.
Yo, haciendo alarde de educación, tranquilidad y buenos modos, le agradecí su preocupación, le informé de que eso era imposible, más que nada porque mi novio pasaba conmigo casi 18 horas al día, las restantes las usaba para dormir, y no eran muchas; pero también le dije irónicamente (aunque no se dio cuenta de mi ironía) que cualquier cosa que le contaran o que él averiguara, no dudara en hacérmelo llegar.
¡Madre mía, que estupor!, como puede alguien inventarse historias ridículas de una persona a la que no ve y pretender con ello volver a tener lo que se encargó de perder.
A los meses de este episodio patético en su biografía llegó otro peor, y con este termino mi larga historia. Me llama un día, a finales de septiembre, para ver qué tal estaba. Yo no sé en qué momento ni porqué él empezo a llorar, tan cual, a llorar desconsoladamente. Tanto lloró que hasta a mí se me salieron las lágrimas sin saber porqué lo hacía. Una vez calmado me explicó que lo estaba pasando mal, que me echaba de menos y que me había perdido para siempre. Qué él siempre me había querido (¡lo sabía!) pero que quería vengarse de mí por cosas que yo le había hecho durante la relación. Y que se había inventado, en un ataque de celos, que mi novio estaba con su ex y conmigo a la vez.
Lloraba, lloraba y lloraba, me daban ganas de llamarle "imbecil" pero como por primera vez en mucho tiempo había sido sincero, no quería estropearle el momento de confesión.
Le dije que sentía mucho que su vengaza hubiera sido tan cruel y tan larga como para que yo me olvidara de él y empezara otra historia pero que, mi situación actual, no la cambiaba.
Y así terminó esta historia, que tuvo momentos buenos (al principio) pero que acabó como el rosario de la aurora.
A veces me daba la sensación de que tenía una mente muy retorcida, no sé, asi como la de nosotras, y que en un propio orgullo se hundió en la mierda.
No digo que todos los capricornios sean así, pero este con sus rarezas (sé que me repito) terminó por desquiciarse y casi nos desquicia a nosotras, osea a la aburrida y a mí. Lo único que le deseo es que cambie su manera de ver las relaciones y el mundo porque sino, mi historia sólo será una de tantas en su haber.
Si descubren algún capricornio parecido, salgan corriendo.
Neil

lunes, 22 de enero de 2007

Pensamientos

A veces tenemos días en los que todo nos parece más sombrio, menos divertido y muy pesado. Días en los que los sentimientos están a flor de piel y uno no se explica porqué. A veces todo lo desencadena una simple conversación, una película, una canción...
Yo me siento muchas veces así, y no se porqué, esos días me transportan al pasado. Cuando me quiero dar cuenta, estoy mirando viejas fotos, leyendo olvidadas cartas y rememorando historias casi olvidadas en mi mente.
Pero esos días, aunque grises, me recuerdan que aquí sigo, que estoy viva y que no corre por mis venas agua helada.
Todos los recuerdos malos y buenos nos recuerdan que estamos en continuo aprendizaje y que la vida de cada uno evoluciona aunque queramos parar el tiempo. Es ahora, a mis 27 que empiezo a entender prefectamente algunos refranes como: sabe más el diablo por viejo que por diablo. Y me pregunto: si yo supiera entonces lo que sé ahora, otro gallo me cantaría. Pero así es la vida, te coge inocente, inmadura e inexperta; y entre sacudida y sacudida vas creciendo sin remedio.
De esas sacudidas hablaré poco a poco en mi blog. También hablaré de cómo la vida te depara sorpresas que uno nunca habría imaginado, y de como la magia existe y aparece de repente.

domingo, 21 de enero de 2007

Horóscopo del mes: Capricornio

De los capricornio puedo decir muchas cosas, he conocido muchos, incluso tuve un novio capricornio, intentaré a pesar de eso, ser objetiva jajaja.

Los capricornios se pueden clasificar en dos tipos: la cabra responsable y la cabra loca.

Las cabras responsables tienen desde su juventud un aire serio, parece que tuvieran más años de los que tienen. Aparentan ser fríos y distantes.
Les gusta dirigir y controlar pero lo hacen con sutileza, son cariñosos y aunque crea que son abiertos y extrovertidos, les cuesta mucho abrirse a los demás en sus temas personales. Son muy reservados y no suelen pedir ayuda, porque no cuentan lo que les pasa.
Son bastante ambiciosos, pero no tanto para alcanzar un mayor nivel económico sino por alcanzar una buena posición social, de poder. Muchos lo consiguen por su autodisciplina, tesón y eficiencia.
A los capricornios les molesta muchísimo la pereza de los demás y que la gente no planifique las cosas y viva al día.
Son personas por tanto prácticas y realistas, con los pies bien puestos en la tierra, a veces son demasiado pesimistas. En el plano sentimental son parejas estrictas, a las que les cuesta disfrutar de los placeres de la vida, reservados y algo bloqueados. Temen enamorarse porque no quieren sufrir, aunque cuando creen que están con la persona adecuada se entregan sin condiciones pero eso requerirá tiempo; a los capricornios no les gustan las prisas.
A las mujeres capricornio les gustan los hombres mayores que ellas y se sienten atraídas por hombres con poder económico o social y anteponen muchas veces eso, la amor.

Las cabras locas, son otro cantar, esos si van por la vida dando bandazos y a saber cuando encontrarán el camino adecuado.

El mundo de Neil

Quisiera escribir un montón de historias pero no se ni por donde empezar, ni qué historias contar.
Desde hace algún tiempo me viene rondando la cabeza la idea de crear un blog, y todo, desde entonces han sido pequeños obstáculos que han retrasado su creación. No sé si eso le pasa a todo el mundo.
El primer contratiempo, el Título, como no. Para mí los títulos siempre han sido importantes, por un título que no fuera de mi agrado, he dejado de leer libros o de ver películas.
Me gustaría que el título hablara de mí, de lo que soy. Este blog presente ser el diario de Neil, donde se cuentan sus vivencias, sus recuerdos guardados en algún rincón de su memoria, las cosas que ve y oye.

Las personas a las que les gusten las historias, la astrología y los sueños pueden encontrar aquí pequeñas dosis de todo eso, y también encontrarán un poquito de Neil, un poquito de mí.