miércoles, 5 de agosto de 2009

La boda alias comunión – bautizo – rancho dominguero

Hace una semana me invitaron a una boda, bueno…al Marinerito y a su acompañante (osease yo). La temperatura 41º, al mediodía, con maquillaje y vestidito para la ocasión. Sobra decir que 41º en Canarias no es lo normal.
Como soy muy pesada me empiezo a preparar a las 2:30 p.m. para estar a las 4 en el lugar donde hemos quedado todos para coger la guagua que nos lleva a donde Cristo perdió la zapatilla (lugar de la boda). El Marinerito, que es un hombre tranquilo se empieza a duchar, vestir y demás a las 15:40. Yo callada porque si me pongo nerviosa sudo y me salen arrugas.
- ¿Tú sabes donde está mi cinturón negro?
- Con este pantalón (chungo y de invierno) beis y la camisa blanca con rayitas azules voy bien, ¿no?
- Oye los zapatos negros, ¿no?
- Joder ahora que me acuerdo el cinturón negro “de salir” se me rompió, ¿no te lo había dicho?
- ¿Por casualidad tú me has comprado alguno?
- ¿Cómo? ¿Qué voy hecho un hortera? Pero ¿por qué? ¿Qué la camisa está arrugada?
- Joder Neil no me ayudas a elegir la ropa encima que es tarde. (auggggñññññ)
- ¿Qué me ponga el traje que me pongo siempre en las bodas? ¿Tú estás loca? ¡¡¡Que estamos a 41º!!!
- Oye, ¿estás enfadada?, parece que te noto rara.
A las 4 menos dos minutos salimos de casa, yo guapísima, pero sudada y de mal humor; y él con la traje típico de las bodas pero sin chaqueta, con los pantalones caídos y los zapatos recién limpiados con toallitas desmaquillantes.

Cuando llegamos a la plaza donde habíamos quedado no estaba ni Wally y le digo: ¿no te habrás equivocado de hora y/o de sitio?
Me dice que no pero llama a una de sus amigas que le dice que habían quedado a las 4:30. Yo entre el calor, el sudor, el cabreo y los tacones empiezo a encontrarme rara y terminamos en un bar con un café con hielo porque se me ha bajó la tensión o se me subió (vete tú a saber).

A las 4:30 llega la guagua y tras hora y pico nos deja en la parte baja de una super cuesta. De camino vemos abierta una tienda de chinos y mis amigas aprovechan para comprar abanicos, porque sólo teníamos el mío y éramos muchas con calor.
La ceremonia transcurre con normalidad y cuando salimos nos vamos a una terraza porque nos dicen que los recién casados tardarán un buen rato en llegar al restaurante.

Pasado un buen rato vamos al restaurante, a todas mis amigas con falda y vestidito suelto se les ven las bragas (para alegría del chófer) con las ráfagas de viento caliente.
Al entrar, los recién casados no han llegado pero todos los invitados (menos nosotros) están muy bien sentados y con las bocas llenas de pan con alioli. Me dan ganas de hacer un comentario pero me lo reservo. No encontramos sitio, damos vueltas, todos nos miran mientras se limpian las bocas y pienso que terminaremos en un bar comiendo unas tapitas de cualquier cosa. Un camarero nos busca un hueco, una mesa al lado del horno de leña encendido ¡¡¡GENIAL!!!.
Nos sentamos y las patas de las sillas (de plástico) empiezan a abrirse; pienso que tengo que ponerme a régimen urgente pero veo que le pasa a todo el mundo. Una amiga opta por coger una silla de otra mesa que no está ocupada y la pone encima de la suya; los demás aplaudimos la idea y hacemos lo mismo. Hemos dejado a la mesa de al lado con solo 3 sillas. Empezamos a comer como nunca lo habíamos hecho en nuestra vida, en una mano el tenedor y en la otra el pan alternándolo con los abanicos del chino. Nos acabamos nuestro pan y las salsas, y robamos en la mesa de al lado. Al rato llega una pareja con una niña que se tienen que sentar en las únicas 3 sillas que hemos dejado, comen sin pan ni salsas y nos miran raro.
Llegan los recién casados (nos enteramos por los aplausos, porque desde el horno de leña no nos enteramos de nada).
Apestamos a leña y nos sudan las pestañas, comemos sin parar y eso que no nos gusta prácticamente nada. Cuando acaba la cena, los chicos se van a inflar globos y a colocar latas en el tubo de escape de los recién casados, así como si fuera algo muy gracioso.
Nosotras nos ponemos a bailar, ellos al rato nos acompañan. Sólo bailamos en la mini pista nosotros (quitaron las mesas para hacer un hueco), ni rastro de los novios, ni de los familiares, ni de los amigos. Pasan las horas y nos novios ni se acercan, el Marinerito ya lleva 5 cubatas y anda más feliz que unas castañuelas arrastrando el pantalón por todo el restaurante. A las 12 aparecen los novios que estaban sentados en un rincón y dicen que se van. Todos salimos para ver su reacción cuando vean el coche lleno de globos y con las latas colgando. Sin mirarnos, ven el coche y tuercen para meterse en otro (sin globos) y se las piran.
Yo estoy de la boda- comunión- bautizo- rancho dominguero hasta las narices pero tengo que esperar a que nos recoja la guagua. Mientras tanto el Marinerito pretende que me levante a bailar poniéndome morritos (que él cree que son sexis) y haciendo unos pases de baile que ya quisieran los de FAMA.
Del traje de la novia no quiero hablar pero diré que cuando, dentro de unos años (2 como mucho) vea las fotos, se arrepentirá toda la vida de su elección.

6 Dí lo que quieras:

Imogen dijo...

Ilusión, lo que se dice ilusión...creo que no te hizo eh??jajajajaja
Qué cosa más rara eso de ir a una boda y que las mesas no estén distribuidas. :S

Me alegra ver que estás de vuelta!!! Que hacía mucho que no nos contabas tus historias ;)

Neil dijo...

No, pero si yo estaba ilusionada por ir a la boda pero que quieres que te diga: el calor, las sillas que se abrían, los novios que no bailaban (¿tú has visto eso alguna vez?), el suelo resbalaba y tenías que caminar como un pato, el traje de la novia, la comida...las ubres de la novia porque llamarlas tetas no sería del todo exacto, el tufillo a leña en el pelo, ya nombré el calor?

Anónimo dijo...

Ahh!!!! que mis morritos no son sexyss????

El marinerito

kruczynski dijo...

Jaajajajja, lo de los morritos me ha matado, pero lo de la preparación del vestuario es para enmarcarlo :DDDDDD

Uf, qué fatiguita de bodorrios... Pero aun así, ¡estabáis muy guapos! Y el marinerito sin chaqueta también ;)

¡Esos novios no os merecían! :))))

Neil dijo...

Ay Kruczynski tú que conoces al Marinerito te habrás podido imaginar toda la escenita.
Y sí, esos novios no nos merecían ni nosotros nos merecíamos un bodorrio así.
Besitos wapa.

Anónimo dijo...
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