domingo, 7 de octubre de 2007

Despedida de soltera y romería

Hace mucho que no escribo, desde que empecé a trabajar llego a mi casa casi a rastras y sin ganas de nada que no sea dormir.
Poco a poco me estoy acostumbrando al ritmo vertiginoso de 1º de primaria.
Como dije hace tiempo, una amiga mía se casa y le estábamos preparando la despedida de soltera, el tupper – sex no pudo ser por varios motivos, ohhhhhhhhhhhhh, pero la despedida la tuvo igual.
La cena se la hicimos en un barco, todas esperaban ansiosas que llegara el capitán y nos diera una vueltita, cuando apareció un super hombre que se hacía llamar capitán, empezaron los gritos de mis amigas, nerviositas por zarpar. Nos había dicho que el barco no mareaba pero aquello se movía demasiado y nadie me hizo caso cuando les dije que no se sentaran, que se movieran y bailaran sin parar. A la media hora, todas se servían las copas sin esperar al marinero de turno que las ponía, y una amiga mía le robaba los cigarros que aquel pobre hombre había escondido detrás de una botella de whisky.
En popa empezaban las primeras vomitonas y todas volvían a gritar al capitán pero, esta vez, para que dejara de darnos vueltas y atracara de una vez. 3 horitas duró la aventura, nos bajamos del barco dando tumbos y terminamos en una terraza hasta las tantas.

Tras la despedida, siguieron pasando los días horribles de trabajo hasta este fin de semana.
Una amiga mía que trabaja fuera de la isla ha venido de vacaciones, como nos vemos poco, estos días hemos estado quedando. Ayer iba con otros amigos a la romería de Vegueta y, el marinerito y yo, fuimos por estar con ella un rato.
Cuando llegamos al lugar donde nos habían dicho que estaban, nos encontramos con una imagen un tanto extraña: allí estaba mi amiga y sus extraños amigos con un coche abierto lleno de cerveza. Uno de ellos, con un yeso hasta la rodilla que no paraba de moverse de manera totalmente arítmica, otra chica totalmente desatada con los pantalones caídos hasta la mitad del culo, y saltando sin parar, un peruano que no paraba de gritar, y todos bailando como si la meta del baile fuera descoyuntarse.
El marinerito me mira y me dice:
- Pero con qué gente se junta G.?
- No sé, yo estoy tan consternada como tú.
A una de sus amigas, la más normal, ya la conocía de hacía tiempo. Empiezan las presentaciones y todos muy agradables.
En la romería estuvimos hasta la 1 a.m. más o menos.
El chico del yeso, se acuesta en la parte delantera del coche con la pierna por fuera, de repente llega una chica, se asoma a la ventana del coche y le enseña la placa de la policía nacional, y le comenta que los vecinos se han quejado de lo alta que tienen la música en el coche, y que por las horas que son, la tiene que quitar. Toda esta conversación con la pierna escayolada pegada a la oreja de la poli de incógnito. Él con los nervios o la sorpresa toca dos veces la pita y le dice: ¡vale! Ella lo mira con ganas de matarlo y él pide perdón.
Como ya no pueden bailar nos vamos a la zona del Ibex. En los coches siguen todos desatados, no sabemos si están de psiquiátrico, pero hacen tanta gracia que el marinerito y yo no podemos dejar de reír.
Ya en el aparcamiento, al lado del Ibex, seguimos bebiendo, el marinerito se enrala y ahora somos todos los que bailamos para descoyuntarnos. Las niñas están apoyadas en un coche y yo en frente de ellas hablando cuando de pronto, siento un empujón y termino tirada encima del capó del coche con los pies empapados. No entiendo nada pero tampoco me sorprendo, oigo risas, me incorporo y el peruano me pide disculpas por tirarme un cubo de agua helada en los pies. Me seco y le digo que no pasa nada, las niñas no paran de reírse, me sigue pidiendo disculpas y le repito que no pasa nada. Me cuenta que se tropezó y que llevaba el cubo con el hielo derretido en la mano.
Cuando se aleja, las niñas me dicen que al tropezarse encajó su cabeza en mi culo y que por eso me caí encima del capó. Me empiezo a reír sin parar mientras oigo que le pide disculpas a mi marinerito, no entiendo porqué le pide disculpas a él pero no digo nada y sigo escuchando la conversación. Ninguna perdemos detalle:
- Peruano: tío de verdad ha sido sin querer: me he tropezado, la empujé y encima la llene de agua.
- Marinerito: no pasa nada, además ella se está riendo, tú tranquilo
- Peruano: gracias tío, tú si que tienes suerte de tener una novia así
- Marinerito: ¿?¿?¿?¿?¿?¿
- Marinerito: ¿de dónde eres?
- Peruano: de Perú, me puedes llamar Machu pichu
- Marinerito: ?¿?¿?¿?¿?¿?¿?
- Marinerito: jaja vale vale
- Peruano: tío en serio que lo siento eh, no te vayas a mosquear por lo de tu novia. Ha sido una situación vergonzosa, ahí empujándola y dejándola mojada. Encima no entiendo porqué no deja de reirse.
- Marinerito: Venga Machu Pichu tranquilo, eso nos puede pasar a cualquiera.
- Todas: ¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿

4 Dí lo que quieras:

Imogen dijo...

Ya pensaba que Google reader no funcionaba y no me avisaba cuando escribías.

Que bien te lo pasas, madre mía!!!!
Y lo de salir dando tumbos del barco...no me pongas la excusa del vaivén de las olas, era por el alcohol, que a mi no me engañas.
Besazos

Anónimo dijo...

Lo tuyo con las romerías es el rosario de la aurora... :D:D:D

¿Y el marinerito no se puso celoso con tanto capitán y timonel rondando la morena? :)

Que lo paséis de órdago en el bodorrio... que no me cabe duda... muchos besos a la novia, ¡y no te olvides de felicitar a la otra novia!

Anónimo dijo...

desde luego...entonces erais vosotros los escandalosos no?...

Un beso

Neil dijo...

Imogen, en otras circunstancias te habría dicho que sí, pero en el barco me cuide mucho de no marearme y lo conseguí. Saber cuando hay que dejar la copa abandonada no tiene precio.

K. pero si esta vez no pasó nada malo en la romería, fue todo divertidísimo.

Gansu, escandalosos sí, bastante, en mi defensa solo puedo decir que yo iba de invitada y no gritaba tanto como ellos. jeje besitos.